Mejor ser rey por una noche

Robert De Niro cumplió 80 años y queremos homenajearlo recomendando una de sus películas menos exitosas, pero donde brilla por su genial interpretación en un rol donde no acostumbramos verlo. 

De hecho, en su autobiografía «Scorsese por Scorsese», el director reconoce que este film no supo ser valorado por la crítica y el público y al mismo tiempo, cree que es la mejor actuación de De Niro. Paradojas de la industria cinematográfica.

Rupert Pupkin es un aspirante a triunfador de la comedia de stand up en un tumultuoso Nueva York de fines de los ’70. Vive inmerso en una realidad ficticia, obsesionado por tener su minuto de fama y consagrarse. Su vida es una mentira, tan artificial como el decorado que viste su dormitorio. Deambula por las calles buscando la oportunidad de cruzarse con la estrella de tv Jerry Langford (el icónico Jerry Lewis), y con la ayuda de Masha (Sandra Bernhard), otra loca fanática, acosan a Langford hasta llegar a un quiebre inesperado.

La lente de Scorsese captura a la perfección uno de sus leit motiv recurrentes: su peculiar ciudad natal, Nueva York. Tránsito caótico, gente como hormigas, los barrios pintorescos. Asimismo, retrata la penetración extrema del show business de la industria televisiva dentro de las masas urbanas. En estas calles, donde nadie se conoce con nadie, la presencia de Jerry Langford llama la atención hasta de los obreros de las grandes torres. Langford es el ídolo televisivo del momento y no pasa desapercibido, genera fanatismos extremos y ridículos. 

Del otro lado, está el lumpenaje, las hordas de fanáticos que se sacan los ojos por un autógrafo, los curiosos, y Rupert Pupkin. Un personaje odioso, molesto, sin sentido de la ubicación e impermeable al desprecio de los otros. Un real pelmazo. Scorsese nos acostumbra a estos personajes sociópatas, con quienes es muy difícil empatizar, pero igualmente atrapantes. Seres fronterizos, que nos hacen preguntarnos constantemente qué harán a continuación, ya que son capaces de cualquier cosa con tal de conseguir su objetivo. 

Claro que Rupert está lejos de Travis Bickle (Taxi Driver), y más aún de Max Cady, el loco de Cabo de Miedo. Aunque sí encuentra su correlato en el Joker de Todd Phillips. De hecho, el director manifestó haber basado su versión del más famoso archienemigo de Batman en el personaje de De Niro, quien a su vez pasa al lugar del antagonista que se burla cruelmente del Guasón. Tanto Rupert como Arthur Fleck, el Guasón, comparten varios rasgos en común: son carentes de afecto, marginados, mediocres. Ambos son antihéroes, pero Rupert no es tan valiente. 

El rey de la comedia no puede ubicarse claramente dentro de dicho género, pero el tono siempre fuera de lugar y la incomodidad que genera Pupkin nos hace oscilar entre lo absurdo y lo patético, acercándonos al humor negro. Rupert nos brinda un perfil ácido del American Dream, donde el éxito -no importa como lo obtengas- es la gema que te legitima como persona.

El rey de la comedia (The King of Comedy, 1982)

  • Dirección: Martin Scorsese
  • Guión: Paul D. Zimmerman.
  • Con: Robert De Niro, Jerry Lewis, Diahnne Abbott, Sandra Bernhard, entre otros.
  • Fotografía: Fred Schuler
  • Disponible en Mubi y Star+.

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