Tres desconocidos llegan a un campo de exterminio que ha sido prácticamente abandonado. Aunque el campo ya no está en funcionamiento, Elvira, quien ha permanecido y aún lleva el mando, debe ocuparse de los desconocidos, pero no sabemos qué debe hacer con ellos. Si se los cuento así, rápidamente se ponen en guardia y anticipan lo peor, pero en el escenario las cosas pasan de otra forma. Ante todo, porque la certeza de que se trata de un campo de exterminio proviene de una sola palabra, mientras que los personajes están ocupados en cualquier otra cosa, no parecen tener miedo y no intentan escapar.
Esta no es una ficción común y corriente, en la que la gente va a trabajar, se pelea o se enamora como cualquier hijo de vecino. Es una ficción en la cual los personajes cumplen con tareas que no entendemos, y no parecen preocuparse en lo más mínimo por el lugar donde están. Además, casi todas las actuaciones son ligeramente extrañas, es decir, ni la forma de hablar ni los gestos ni los comportamientos se parecen a los que esperamos encontrar en el mundo real, creando brevísimas situaciones humorísticas. El mismo texto, que se parece más a poemas que a diálogos cotidianos, nos saca todo el tiempo de la ficción y nos recuerda que estamos en el teatro. Podemos decir que todo en escena nos distrae con la forma: por un lado tenemos la evocación indudable del horror, y por otro lado tenemos mil referencias a cualquier otra cosa. Pero al mismo tiempo, en ese lenguaje que apunta a muchos referentes a la vez, lo ominoso insiste, en alusiones a la muerte, a la miseria, a la vulnerabilidad. Por eso, esta es no es una obra que miente, sino que engaña a quien quiere dejarse engañar.
Sospecho que lo más aterrador de Los esclavos atraviesan la noche es que todo ocurre con total normalidad. Tanto los personajes como nosotros nos distraemos con pequeñas tareas y misiones, intentando ignorar lo que la obra nos advirtió desde un principio. Tengo ganas de terminar este texto diciendo que esto puede parecer una comedia, cuando en realidad es una pesadilla. Pero si digo eso dejo afuera todo lo que puede provocarte a vos, que quizás la ves como un chiste, como un juego, como una metáfora de la aniquiladora sociedad de consumo o de los teletubbies. Son tan equívocos los sentidos que pueden surgir que solo vos podés empezar a definirlos.
Fotos de Carlos Furman

Los esclavos atraviesan la noche
- Dramaturgia y dirección: Ariel Farace
- Con: Elvira Onetto, Florencia Sgandurra, Max Suen, Rosario Varela, Juan Manuel Wolcoff.
- Vestuario: Valentina Liernur
- Escenografía: Ariel Vaccaro
- Iluminación: Matías Sendón
- Música: Florencia Sgandurra
- Asistencia de dirección: Mia Miceli
- Coreografía: Celia Argüello Rena
- Dónde: El portón de Sánchez. Sánchez de Bustamante 1034. CABA.
- Cuándo: Lunes 21 hs, del 21 de octubre de 2024 al 11 de noviembre de 2024


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