El bad motherfucker

Quentin Tarantino es, por lejos, uno de los directores más icónicos de Hollywood de las últimas tres décadas. Su debut como director con Reservoir dogs (1992) y su siguiente película, Pulp fiction (1994), lo ubicaron a la velocidad de la luz en el podio del cine de los ‘90. Políticamente incorrecto, sangriento hasta el absurdo, con una narrativa distinta para un público acostumbrado a las películas redondas de personajes estereotipados. El tipo vino a romper todo, y su carrera así lo demuestra.

En Meditaciones sobre cine, su primer libro de no ficción publicado en 2022, nos permite hacer un mapeo sobre cómo se fue construyendo su mente de director, a partir del análisis exhaustivo de varios aspectos de las películas que más lo marcaron (o muchas de ellas). Tarantino es verborrágico, intenso, y podría decirse que escribe como habla, yendo y viniendo en sus asociaciones infinitas y a veces, un poco agobiantes.

En ese sentido, la mirada autobiográfica está puesta al servicio de su fanatismo. Criado en la ciudad de Hollywood, Tarantino iba al cine desde muy chico. Era su actividad por excelencia, como lo era también, por ejemplo, la de Scorsese. De esa manera, este futuro mega nerd consumió tantas películas como bocanadas de aire. Un pibe que iba al cine con su mamá y su novio, con las amigas de su mamá, solo, o con Floyd, un amigo de ésta que alquilaba una habitación en su casa y que fue algo así como un mentor de la vida. Hay un capítulo exclusivo dedicado a él, y podemos estar seguros que el Quentin adulto tiene mucho para agradecerle (personajes, estilos y una base para lo que sería Django Unchained).

A partir de diecisiete capítulos, Tarantino desarrolla la génesis del Nuevo Hollywood y los posteriores movie brats, hijos del cine pero también de la televisión, que supieron darle al público una cuota de espectacularidad, como Spielberg, Lucas, y otros. Hace referencia constante y vuelve sobre Scorsese, Paul Schrader, Brian de Palma. Habla de la crítica -también la critica- y de cómo la lectura ávida de toda revista especializada sirvió como formadora de opinión (a favor o en contra), y lo ayudó a construir su propio sentido como espectador.

Su extremo consumismo cinéfilo nos da cátedra sobre el cine de explotación (en todos sus subgéneros) pero también se apoya en grandes películas con grandes actores, como Bullit (Steve McQueen), Harry el sucio (Clint Eastwood) o Taxi Driver (Robert De Niro), muchas de ellas disponibles actualmente en diversas plataformas. Imagínense que el índice onomástico tiene veinticinco páginas: Tarantino exhibe con locuacidad muchísima data sobre películas y el detrás de escena, sobre actores, actrices, directores, sus particularidades y caprichos.

De esta manera, Meditaciones sobre cine es una excelente forma de conocer más sobre el cine de finales de los ‘60 y los ‘70, descubrir simpáticas anécdotas, pero sobre todo, entender el universo fílmico de este cineasta. Porque, una vez que superamos la inercia de tanta información, y miramos las películas que él propone -claramente no todas- vamos a captar, no sin cierto placer, cómo su filmografía está colmada de referencias a todo aquello que lo conmovió como espectador.

Meditaciones sobre cine (2022)

  • Autor: Quentin Tarantino
  • Editorial: Reservoir Books.
  • Disponible en librerías.

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