Una estudiante de astronomía y su profesor descubren, por casualidad, un cometa enorme que va a impactar sobre la Tierra dentro de seis meses. Es más grande que el que extinguió a los dinosaurios, así que el aniquilamiento será total. El devenir de estos dos científicos en su intención de informar a quien corresponda para tomar cartas en el asunto, forma parte central de la premisa, que, al mismo tiempo, desborda de subtexto. Ahora bien, ¿cómo cuadra esta película, realizada post pandemia, en este caótico mundo de 2025?
Con tono de comedia negra y elementos de la ciencia ficción, el director Adam McKay intenta formalizar en la pantalla el perfil de la nueva sociedad que se fue conformando luego de la revolución tecnológica. Un mundo atravesado por las redes sociales, los teléfonos inteligentes, la inmediatez de la (des)información y la degradación del pensamiento. Para ello, se vale de varios estereotipos que hoy, sólo cuatro años después, tienen aún más presencia y preponderancia que en ese momento.
De esta manera, el doble desafío de la doctoranda Dibiasky y el Dr. Mindy -el deber profesional y sus consecuencias- los conduce por los organismos oficiales hasta llegar a la presidencia. A partir de aquí, puede pasar cualquier cosa. En ese sentido, la película se burla de las instituciones gubernamentales: desde la presidenta para abajo son todos una runfla de corruptos con más vocación de permanecer en el poder que de gobernar para el bien. Una mandataria con tendencias fascistas, que sobreactúa el patriotismo, de manifestaciones grandilocuentes, grotesca hasta en sus silencios. Estos detalles satíricos refieren al entonces presidente Trump y hoy ya excede la ficción en muchas partes del mundo.

Por otro lado, uno de los rostros de la revolución tecnológica es, en este caso, Peter Isherwell, el CEO de BASH, cuyos celulares resuelven los problemas de las personas “sin el estrés de vivir”, según reza su slogan. Isherwell, una combinación entre Elon Musk, Bill Gates y un Peter Pan medio trastornado es, en realidad, un oscuro personaje cuya omnipotencia trae más complicaciones. Esta tendencia todopoderosa que se deja ver en la ficción, no se diferencia para nada de aquella que hoy exhibe, por ejemplo, Jeff Bezos cuando invita a un grupo de mujeres a darse una vueltita por el espacio, como quien se toma el catamarán para pasear por el Delta. Sobre este tema se refirió Mariana Enríquez en su columna de Página 12, quien observó que “el espacio era la frontera, el símbolo del futuro, y se convirtió en una selfie para pasajeros ricos y narcisistas”. En esa estamos, gente.
Además, se pone el foco sobre la influencia de los medios de comunicación y su avidez por seleccionar las prioridades de información, destacar lo banal y subestimar a la audiencia, con el afán de masificar la estupidez y glorificar la frivolidad. Se pone de manifiesto el protagonismo absoluto de las redes sociales como la semilla natural de la desinformación. Porque no importa la noticia, sino los memes y las burlas. Sí señores, es el reinado absoluto de la posverdad así que venga cualquiera a decir cualquier cosa porque todo vale.

Por último, y como no podía ser de otra manera, también aquí hay grietas. Si bien el relato parte desde una mirada yanquicéntrica, donde sólo Estados Unidos es capaz de salvar a la humanidad (o de hundirla), se expone la dialéctica capitalista-woke con todos los prejuicios posibles y se polariza hasta el absurdo. En este sentido, los medios de comunicación también son los vectores que refuerzan estas grietas. Sin embargo, negar el cometa es casi lo mismo que rechazar el cambio climático como un factor determinante de nuestro presente. Capitalismo o conciencia ambiental: ¿quién gana la pulseada?
El futuro llegó hace rato y las películas se vuelven cada vez menos lejanas en su distopía. Mientras los humanos perdemos el tiempo en estupideces, la naturaleza continúa su curso y el cometa sigue viajando. No importa cuán geniales nos creamos: somos un pequeño grano en el universo y contra eso no podemos hacer nada, ni el más poderoso. Bueno, quizás ellos sí. (Quédense hasta los post créditos).

No mires arriba (Don’t look up, 2021)
- Dirección: Adam McKay
- Guión: David Sirota, Adam McKay
- Fotografía: Linus Sandgren
- Con: Leonardo Di Caprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah Hill, Ariana Grande, Cate Blanchett y otros.
- Disponible en NETFLIX.


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