Las Juanas puede ser una obra muy difícil de ver o relativamente fácil, según lo que se proponga el espectador. Puede ser fácil, porque uno simplemente puede ir a encontrarse con diferentes mujeres llamadas Juana que han tenido cierta relevancia histórica, que cuentan algún aspecto de su vida. Y listo. Es posible ubicarse en un lugar pasivo y simplemente recibir historias, ignorando lo que ocurre simultáneamente que se cuentan esas historias. A mí me encanta que me cuenten cosas, así que esta me parece una opción muy válida.
La otra opción es aceptar que esta obra es difícil no sólo porque habla de asesinatos, torturas y muchas otras formas de violencia, sino porque es muy graciosa de una forma sutil, y eso no es para cualquiera. Creo que todos podemos estar más o menos preparados para escuchar un parlamento de la adolescente Juana de Arco a punto de ser ejecutada en la hoguera, pero no sé si estamos preparados para ver cómo ese personaje, mientras dice su parlamento con absoluta seriedad, se ubica encima de una sartén.
También es difícil porque no cuenta una historia lineal, sino que se presenta por cuadros, es decir, breves escenas que no tienen ningún vínculo argumental entre sí, salvo el nombre de sus protagonistas y que sufrieron algún tipo de violencia de parte de los hombres (aunque esta última característica puede ser un factor común para toda la humanidad).
Además, esta obra excede con mucho el contenido evidente. Hay dos sentidos que insisten de forma constante y contradictoria. Por un lado, las múltiples y terribles formas de violencia ejercidas sobre estas mujeres, narradas de forma explícita. Por otro, un trabajo visual sobre sombras proyectadas, movimientos físicos, vestuario y objetos, que por momentos refuerza la solemnidad de la narración y por otros la contradice con situaciones mundanas o incluso ridículas. El ejemplo de la sartén/hoguera es el más solapado.
Es importante destacar que las historias de las Juanas no se vuelven menos brutales ni por estar enmarcadas en un contexto de delicadas sombras sobre telas blancas, ni por los breves estallidos de humor físico. Lo ridículo no suaviza la tragedia. Ubica al espectador en un lugar incómodo, en el que sale completamente de la realidad abstracta de la ficción. Así, la vuelve más cercana, cotidiana, como los broches sobre las sogas que cruzan el escenario.

Las Juanas, una herejía cósmica
- Dramaturgia y actuación: Agustina Toia
- Dirección: Severo Callaci
- Vestuario: Rosa Arena, Kitty Di Bártolo, Laura Perales
- Escenografía: Lucas Comparetto
- Dónde: La Carpintería. Jean Jaures 858 (CABA)
- Cuándo: Sábado 20 hs, hasta el 25/10/2025


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