Muchas veces el dolor paraliza, nos hace retroceder u ocultarnos sin reparar en el exterior. Otras tantas, nos empuja a romper barreras y superarnos. Ese fue el caso de Eunice Paiva y su familia, cuya historia está retratada en la película Todavía estoy aquí, dirigida por Walter Salles y ganadora del Oscar a Mejor Film Extranjero este año.
La película cuenta la historia de esta mujer y sus cinco hijos, quienes sufren la desaparición de Rubens Paiva, el padre de familia. Paiva, un exdiputado, fue llevado preso por los servicios policiales y luego desaparecido en el ‘71, durante el momento más oscuro de la dictadura militar de Brasil. Eunice sobrelleva el dolor ante esta situación sorpresiva y trágica, atravesada por el desconocimiento y la violencia institucional. Salles tomó la novela escrita por Marcelo, el hijo menor de la familia, cuya mirada amorosa se plasma en la pantalla y nos ubica como testigos silenciosos de la dinámica familiar.
A pesar de la tragedia, la película refleja el jolgorio y la alegría inherentes al espíritu brasilero. Hay celebraciones, amigos, playa. La banda sonora con temas de la época ilustra claramente una idea de rebeldía y juventud. Los Paiva son una familia acomodada y feliz. Viven en un lugar privilegiado frente al Pão de Açucar y habitan la playa y el mar como su segundo hogar. En ese sentido, la fotografía juega un rol fundamental para describir visualmente el paraíso natural carioca y los contrastes que ofrecen los espacios de encierro.

La información que nos brinda el relato está cargada de sutilezas. Desliza datos por lo bajo, a cuentagotas, pero los protagonistas están igual que nosotros espectadores. Hay un padre divertido, activo, con muchos planes por delante. Hay una madre presente y atenta, una casa llena de pibes que entran y salen. Sin embargo, flota un ruido incómodo: militares por las calles, requisas, censura en los medios. El miedo está, pero lejos. Hasta que golpea la puerta de casa.
Ainda estou aqui hace foco en el conflicto interno de Eunice. Ella no sabe qué pasó o dónde está su marido. Su silencio interior es desesperante, tanto como su escepticismo. Ella va presa, la mantienen en cautiverio varios días, extorsionada sin entender donde se encuentra ni que pasará, y nunca pierde la compostura. Está asustada, pero su sufrimiento es sereno. Eunice aguarda, consciente de que es fundamental proteger a los hijos; acepta con docilidad una guardia ilegal en su casa. Sigue esperando y no está tan sola. Amigos y compañeros de Rubens creen, como ella, que volverá pronto porque es una figura política reconocida.

En paralelo, el registro fílmico de la súper 8 familiar construye con vitalidad los recuerdos de los Paiva y nos sumerge más en su intimidad. Hay testimonio de esa felicidad hogareña que no va a morir; existe una documentalización que mantiene vivo al padre, a lo que fueron, a las risas y los abrazos compartidos. Esa autorreflexión nos permite entender el valor de la memoria activa, que tiene que ver en lo particular con esta familia, pero también con un entramado social que se fue rompiendo por la persecución y la muerte.
Las heridas de la dictadura brasilera siguen indemnes. El silencio y la obediencia debida fue el camino que eligió la sociedad para intentar cerrar un capítulo oscuro de su pasado. Sin embargo, el director elige no focalizar en lo trágico, sino en la historia de resiliencia de esta mujer que pudo sacar adelante a su familia y reinventarse a sí misma. Un mensaje superador, sensible y melancólico, pero que logra -sin ornamentos ni falsos postulados- hacer persistir la voz de los que sufrieron en carne propia el terrorismo de Estado.

Todavía estoy aquí (Ainda estou aqui, 2024)
- Dirección: Walter Salles
- Fotografía: Adrian Teijido
- Música: Warren Elis
- Con: Fernanda Torres, Selton Mello, Fernanda Montenegro, Luiza Kosovski, Bárbara Luz, Valentina Herszage, Guilherme Silveira y otros.
- Disponible en Paramount+.


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