Las Brujas

Esta revista surge de la necesidad de comunicar nuestras ideas a pesar de cualquier obstáculo, ya sea interno o externo, a pesar de que este es un proyecto artesanal y en los primeros momentos nos invade la sensación de empezar de cero. Las ganas de hablar de lo que nos gusta nos vuelve poderosamente creativas y necesitamos volcarlo a la pantalla y transmitirlo a los lectores que no conocemos, que llegamos a confundir con la humanidad toda, diferentes a nosotras en sus opiniones, sesgos, deseos y necesidades, pero que comparten la curiosidad y el amor por el arte.

Nos impulsan la voluntad de ver, pensar, analizar y transmitir ese amor. Encontrar la alquimia entre artista y obra (sean éstos de la disciplina que sean).  Encontrar la esencia de la creación, entender la obra desde su germen inicial o en sus efectos inesperados. Hablamos de lo que amamos, en sus múltiples formas y desde voces diversas. Nos inspira la inspiración de los demás, el arte en general, ciertas obras en particular, la multiplicidad de estéticas, los personajes dentro y fuera de la pantalla. La virtud y la voluntad de la creación.

Mientras escribimos estas líneas sabemos que parecemos fundadoras de un culto. Nuestro entusiasmo se debe a que vimos muchas obras malas, muchas simpáticas, muchas graciosas y muchas confusas. Pero entre todas esas obras encontramos algunas que nos movieron el piso, que nos hicieron replantearnos todo o que simplemente nos dejaron sin palabras. En este mundo que se construye después de la posmodernidad, en el que ya no creemos en nada, ese contacto arrasador de la obra con su espectador parece una leyenda que contamos a los recién llegados, justamente como las brujas, en las que nadie cree, pero todos sabemos que existen. Por eso esto no es un culto, sino una cacería: salimos a buscar esos momentos sobrenaturales para compartirlos con los lectores, sabiendo que cada mil obras solo una nos impactará lo suficiente. Pero que las hay, las hay.